
Se ha presentado una nueva demanda contra el campeón mundial de la WBA en el peso ligero, Gervonta Davis. El estadounidense es acusado de agresión violenta y secuestro de su expareja, Courtney Rossell, en su lugar de trabajo, con una descripción detallada de asfixia, amenazas y violencia física.
La demanda fue presentada en el condado de Miami-Dade, EE. UU., por los abogados Richard Wolfe y Jeff Chukwuma. El documento habla de golpes, retención ilegal, secuestro y daño emocional intencional.
Según Rossell, la mañana del 27 de octubre Davis irrumpió en Tootsies —un club para hombres en Miami donde ella trabajaba como camarera— y la atacó en la zona VIP. Se afirma que Davis la agarró, la estranguló, la arrastró por las escaleras pasando por la cocina y la salida trasera, y luego la golpeó en el estacionamiento, dándole un golpe en la nuca mientras ella gritaba pidiendo ayuda.
Rossell afirma que mantuvieron una relación durante unos cinco meses, pero que estuvo marcada por repetidos episodios de violencia física y amenazas de muerte. Según ella, Davis la estranguló en varias ocasiones, la amenazó con matarla y la atacó tanto en privado como en público.
También contó que el 23 de septiembre, en Playa Miami, Davis presuntamente la estranguló y la acusó públicamente de engañarlo, y más tarde le envió una amenaza por escrito: «Te voy a matar».
En la demanda, los abogados Wolfe y Chukwuma llaman la atención sobre el «historial prolongado de comportamiento violento» de Davis, mencionando varios arrestos previos por agresión y violencia doméstica desde 2017, incluidos cargos en 2020, 2022 y julio de 2025. El documento sostiene que Davis tiene una «tendencia a la violencia contra las mujeres», y que su condición de boxeador hace estos ataques aún más peligrosos debido a su fuerza física.
Se indica que Rossell sufre de TEPT, ansiedad y un miedo intenso, que está recibiendo terapia y vive con otras personas porque ya no se siente segura estando sola.
Los abogados exigen compensación económica y daños punitivos, argumentando que el comportamiento de Davis fue «impactante e intencional». También insisten en que el caso sea visto por un jurado.
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