Dante Stone es un superpesado único. Tras perder su debut profesional, mantiene una racha invicta. En cada ronda del Grand Prix parece que su siguiente rival lo superará, pero es Stone quien sigue avanzando.

Dante es un boxeador sereno y concentrado. Su estilo no se basa en el riesgo: espera sus momentos, trabaja con paciencia en defensa, atrae al oponente a su ritmo y luego lo supera gracias a un jab preciso y combinaciones cortas y constantes.

Esta vez, frente a él estará su completo opuesto. Ramírez, tras un breve estudio inicial, comienza a trabajar con agresividad y alta intensidad. Posee un golpe potente, maneja bien los cambios de nivel y apuesta por los golpes de poder, obligando a sus rivales a intercambiar.

El argentino Ramírez tiene 25 años, seis menos que su rival. Sin embargo, la experiencia de ambos es comparable. Llegaron al Grand Prix en racha ganadora y han enfrentado oponentes muy distintos: desde grandes agresores hasta boxeadores más técnicos que intentaron superarlos a puntos.

Stone lanza ligeramente más golpes que su oponente, pero el detalle más interesante está en su ritmo de actividad. La mitad del combate podría ser el punto clave. Normalmente, Dante aumenta su volumen de golpes hacia los asaltos finales, mientras que Ramírez, al contrario, reduce su intensidad.

En los asaltos medios sucede lo opuesto: Stone suele estar menos activo, y es entonces cuando Ramírez presiona con mayor fuerza.

Ambos semifinalistas disputaron seis asaltos en cada uno de sus dos combates anteriores. Esto podría afectar su capacidad de recuperación, dado que solo han tenido dos meses entre peleas. Además, Ramírez viene de enfrentar a un rival polaco corpulento e incómodo, lo que añade desgaste.

Aunque el porcentaje de victorias antes del límite es mayor para Stone, los golpes del argentino resultan más convincentes visualmente. No es un pegador puro, pero su potencia se esconde detrás de su alta actividad y las combinaciones precisas que lanza.

En este aspecto, ambos lucen sólidos. Ramírez, por su estilo ofensivo, ha sido puesto a prueba varias veces y casi siempre respondió con firmeza. Stone, por su parte, lleva el combate de forma tan controlada que rara vez permite que le golpeen con claridad.

Sin embargo, conviene recordar la efectividad del argentino al cuerpo: resistir sus impactos abajo es extremadamente difícil.

Ni el argentino ni el estadounidense podrán contar con apoyo local o arbitral, especialmente en un torneo fuera de sus países. Pero las veladas en Arabia ya no son novedad para ninguno de los dos. En términos psicológicos, ambos boxearán en condiciones familiares, algo positivo tanto para ellos como para los aficionados.

El combate promete ser interesante no solo desde el punto de vista físico, siempre crucial en los duelos de pesos Pesados, sino también mental. Si Ramírez logra imponer una pelea de poder en corta distancia, podría superar a Stone.

Pero ¿y si no lo consigue?

Dante ya ha demostrado una extraordinaria capacidad de autocontrol y fortaleza mental. Sabe esperar, desgastar al rival, controlarlo con el jab y defender con inteligencia hasta encontrar el momento justo para atacar y ganar.

Ramírez representa una seria prueba para el estadounidense. Pero no se debe descartar a Stone: Dante ha probado más de una vez que sabe sorprender.