Boxeadores de gran envergadura, incómodos, con brazos largos. De La Chappelle, incluso avanzando hacia adelante, intenta trabajar con cuidado: provoca a su oponente para que lance golpes y luego contraataca. Biggs es un boxeador de poder, que ha conseguido muchas de sus victorias precisamente gracias a su ventaja física. Sin embargo, esta vez, si existe tal ventaja, será mínima.

Biggs tiene 22 años, es cinco años más joven. Aun así, ha tenido buenas peleas fuera del Grand Prix. La más destacada fue contra Nikita Tszyu, ante quien Dyllan perdió por la vía rápida. En la ronda anterior, el australiano venció al técnico ucraniano Frolov. Un nivel de oposición bastante respetable, algo de lo que Lancelot difícilmente puede presumir.

Ambos lanzan un número similar de golpes, aunque Biggs algo más. Es más agresivo y probablemente volverá a boxear como primer número en esta ocasión.

Aun así, no pierde precisión. Dyllan es superior en todos los aspectos: conecta más jabs, más golpes de poder y, en general, hace llegar un mayor número de impactos a sus rivales.

Este es, sin duda, el año más activo en la carrera de ambos boxeadores. La gran incógnita es si podrán mantener ese ritmo. Anteriormente se informó que las semifinales serían a ocho asaltos, pero el WBC desistió de esa idea y optó por combates de seis asaltos. Posiblemente porque no todos los participantes logran recuperarse lo suficiente entre rondas.

Biggs no ha conseguido victorias por la vía rápida en el Grand Prix, mientras que De La Chappelle sí. Sin embargo, los golpes del australiano parecen más contundentes.

Por otro lado, el estilo de Lancelot está hecho justamente para castigar a los agresores, por lo que el francés sin duda tendrá la oportunidad de terminar la pelea antes del límite.

No puede decirse que alguno de los dos tenga problemas serios en este aspecto, pero tampoco se puede descartar la posibilidad de un nocaut. Ambos tienen el poder para conectar y llegar a la final antes de completar los seis asaltos.

En Riad, ninguno contará con el apoyo del público local ni con la ayuda de los jueces. Lo que nos espera es un enfrentamiento de boxeo justo y parejo.

Ambos podrían convertirse en nombres destacados en sus respectivos países si alcanzan la final. Australia, al igual que toda Oceanía, se está involucrando activamente en la comunidad boxística, con campeones y una sólida base de aficionados. Francia, en cambio, no es una gran potencia boxística, así que Lancelot tiene la oportunidad de hacerse notar.

El resultado dependerá de varios factores: preparación técnica y táctica, un plan de pelea inteligente y la capacidad de ejecutarlo. Y también, de la experiencia. Si los primeros puntos solo se revelarán en el ring, en el último Biggs lleva clara ventaja.